19.3.05

El vasito medio lleno...

Hace un rato escuché algo que me rompió la cabeza... me hizo reflexionar, es decir, creo que cumplió su cometido.
Muchas veces nos pasan cosas que no son justamente lo mejor que nos podía ocurrir. De hecho, son, a nuestro entendimiento, lo peor que podía pasarnos, lo que cagó nuestras vidas, gracias a lo que, nunca podremos salir adelante.
Muchas de estas situaciones, de hecho, yo diría que las peores, se dan siendo nosotros pequeños seres, infantes que no llegaron aun ni siquiera a la adolescencia. Después, estas cositas, no nos permiten salir de dicha adolescencia, manteniéndonos fijados a un hecho o hechos que existieron hace mucho tiempo, pero que sin embargo, no hemos podido elaborar, tramitar, asimilar, aceptar a nuestras vidas. Muchas veces son hechos insignificantes si los comparamos con grandes cosas que pasamos mucho más adelante en nuestras vidas, de manera consciente, a sabiendas de el daño o placer que pueden causar. Sin embargo, no vemos estas grandes cosas.
Muchas veces, grandes cosas también ocurren en nuestra niñez. El problema es que somos niños, y por ahí no les damos el real valor que tienen para nuestra vida. Son todos placeres parciales y momentaneos, sin mucha importancia consciente en ese momento, pero que, después, con los años, nos harán lo que somos.
Lo más triste de todo, es que estos insignificantes pero hermosos momentos de nuestra vida temprana, la más de las veces son olvidados, suprimidos, anulados, hechos a un lado de nuestras vidas, como si nunca hubiesen ocurrido, e incluso para algunos, son material de verguenza y pena.
Nos metemos de lleno en la problemática actual, y perdemos de vista la facilidad que teníamos cuando éramos pendejos para safar magicamente de situaciones que ya siendo adultos, nos trauman de por vida. Como salvávamos a todos nosotros mismos siendo Luke Skywalker, Leono o He-Man. COmo siendo Superman volábamos y todos nos amaban. Como podíamos pasar largo tiempo jugando a la bolita o al chupi con las figuritas, sin que nada del mundo pudiera cambiar el placer que dichas actividades nos causaban.
El placer que sentimos cuando conseguimos la última figu del albúm de "Italia 90", por la cual dimos un pilón de como 200 figuritas con tal de obtenerla, y la cual buscamos por todo el patio de la escuela durante semanas, viendo las figus de todos los pibes de la escuela hasta 3 y 4 veces en un solo día.
Como nuestros viejos eran lo más grande que había. Podían hacer todo, nos llevaban a todos lados, podían hacer asado, podían jugar a la pelota, queríamos ser como ellos.
¿Por qué perdimos todo eso? ¿Por qué? No tengo idea.. pero me puso muy triste darme cuenta de que lo había olvidado. De que había olvidado quien era y por qué lo era.
En esa época no me hacía problema con que iba a pasar mañana con la nena de 1er grado que me gustaba, sino que simplemente iba y le pedía que fuera mi novia, porque sentía que todo saldría bien, y eso era lo que importaba. Si salía mal, bueno, todavía estaban los chicos para jugar a la bolita. No era gran cosa.
Ahora todo cambíó. Ya soy adulto.
Como adultos, sufrimos por todo. Porque cambiamos, porque no lo hacemos, porque tenemos plata, porque no la tenemos, porque amamos, porque no, porque nos aman, o porque no lo hacen.
Si tan solo pudieramos jugar a la bolita, todo sería más fácil y más agradable.
Desgraciadamente, ya no podemos. Tenemos responsabilidades. Tenemos hijos a quienes cuidar. Tenemos padres, abuelos, tios, novias, mascotas que esperan de nosotros lo mejor, como nosotros lo esperábamos de papá y mamá en esa época.
La única que nos queda para salir un poco de nosotros adultos, es recordar de vez en cuando a nosotros niños, que tanto hicimos, y no nos dimos cuenta. Que tanto amamos y no nos dimos cuenta. Que tanto soñamos, y no nos dimos cuenta.
Y ahora SOMOS, ahora TENEMOS, ahora AMAMOS y NOS AMAN... y no nos damos cuenta.

18.3.05

Siempre hay que luchar, Carajo!

QUE SE VAYAN TODOS Y TODO UN POCO A LA RECONCHA SUS MADRES.

16.3.05

Siempre hay algo para decir..

¿Para qué escribo esta vez? No tengo la más pálida idea. Y eso, me lleva a una idea.
Simplemente tengo ganas de escribir algo, de decir algo, aunque no se qué.
Muchas veces nos encontramos frente a situaciones(o personas) ante las cuales, sentimos unas ganas incontrolables de decir algo, aunque nos cuesta, y de hecho pocas veces vemos(porque nos cuesta verlo) qué es lo que queremos decir. Digo "porque nos cuesta verlo", en el sentido de que no lo vemos, porque nosotros mismos oponemos una resistencia a esa mirada. Miramos, pero no vemos.
Generalmente, estas cosas de sentir pero no decir, y peor aun, querer decir, pero no decir, se da en situaciones incómodas, en esas situaciones que uno evalúa veinte mil veces lo que está pensando antes de decidir decirlo o no. Otra vez sopa, no lo dice.
Pero esto no termina acá: Luego de decidir no decirlo, no expresarlo, no mostrarse como uno es, viene un nuevo interrogatorio: ¿Por qué no lo dije? ¿Hubiera sido mejor decirlo? ¿Y si lo digo ahora? ¿Habrá ya pasado el momento o aun estaré a tiempo? y peor ¿Habrá llegado el momento o tengo que esperar aun?.
De acá salen conclusiones mejores aun, ya que son las que dan lugar al autoconvencimiento, autoafirmación del autoestima, etc... Pero al fin y al cabo, no las dijimos, y quedaron oprimiendo el corazón.
De pronto, nace en medio de nuestro pecho la valentía, el vigor, el entusiasmo, para decirlo. Nos decimos a nos mismos "Ya fue, lo digo" y fantaseamos los resultados, claro, siempre satisfactorios...
Aquí recomienza el ciclo: Volvemos a evaluar todo, esta vez incluidas las fantasías, y finalizamos por no decirlo. Y así.
La otra manera que tenemos, es decirlo luego, en otra situación, aunque no sea la dueña del dicho, o a otra persona, la cual no cumple ya el papel de objeto sino de tercero al cual se cuenta esta situación. Este tercero, a sabiendas de que no es el destinatario verdadero del dicho, aconseja. "Hacé esto" "Hacé lo otro".
Lo más cómico(o trágico) de este momento, es que el que aconseja, nunca está de acuerdo con el aconsejado. Aunque no sepa la opinión o tendencia del segundo, lo que sugiere es la mayoría de las veces el perfecto reverso de lo que el aconsejado hubiera hecho o dicho: Entonces, si uno llora, te dicen "no seas maricón, no llores", y si uno no lo hace, es "Vamos, llorá, desahogate".
Nos quedamos en bolas de nuevo.
Es decir, a veces el mecanismo de las cosas es simple: Uno necesita escuchar aunque sea UNA opinión paralela a la suya para convencerse de que está actuando de manera correcta.
La mayoría de las veces se da una de tres situaciones:

1-Nos dicen cosas que parecen sacadas de un manual del consejero, es decir, cosas que escuchamos 120.000 veces de 120.000 personas distintas, por lo cual, aunque sea igual a lo que opinamos, no le damos mayor valor. Sin tomar en cuenta que dicha reperición puede referirse a la experiencia, y por ende, puede que sea lo mejor direccionado.

2-La mirada es crítica: Nos tiran abajo la ilusión de manera directa, cruel, fria, sin compasión alguna, dándonos a entender que estamos haciendo boludeces.

3-Nos prestan sus personas para escuchar, sin dar ninguna opinión o consejo,
invitándonos de esta manera a reflexionar sobre la cuestión y resolverla por nosotros mismos, a la vez que apaciguan nuestra ansiedad por el solo hecho de escucharnos.
Esta tercera opción nos lleva nuevamente al principio de todo: a la fase de reflexión primaria.

Si me preguntan, elijo la tercera opción: A veces necesito que me escuchen solamente. No que solo me oigan, sino que me escuchen, y eso es lo más jodido que se le puede pedir a un humano. ¿Por qué? Porque por naturaleza somos teóricos. No describimos, explicamos. Nuestro ego no nos permite escuchar o ver algo sin simultaneamente esté nuestra mente adecuando el material a nuestros intereses.
No digo que esté mal, sino simplemente, creo que al ser dificil, es la mejor opción.
Cuando uno ve que es escuchado, y no interpretado, se siente uno mismo. Siente que es quien habla, por el solo placer que acarrea la descarga via habla. Del otro modo, está uno todo el tiempo que relata dependiendo de lo que el otro dirá(lo cual es lo más natural del mundo), es decir, interpretará, por lo cual, el discurso en un momento propio, no lo es solo que parcial y momentaneamente, ya que en cuanto se interpreta, el interpretador se adueña de él.

Como ven, aun sigo sin idea de qué escribir, pero con ganas de hacerlo...
Por el momento, me entretengo con esto.

15.3.05

Schopenhauer y la música

"La música no expresa nunca el fenómeno, sino únicamente la esencia íntima, el "en si" de todo fenómeno; en una palabra, la voluntad misma. Por eso no expresa tal alegría especial o definida, tales o cuáles tristezas, tal dolor, tal espanto, tal arrebato, tal placer, tal sosiego de espíritu, sino que la misma alegría, al tristeza, el dolor, el espanto, los arrebatos, el placer, el sosiego del alma. No expresa más que la esencia abstracta y general, fuera de todo motivo y cirscunstancia.Y, sin embargo, sabemos comprenderla perfectamente en esa quinta esencia abstracta (...)
Lo que hay de íntimo e inexpresable en toda música, lo que nos da la visión rápida y pasajera de un paraíso a la vez familiar e inaccesible, que comprendemos y no obstante no podríamos explicar, es que presta a las profundas y sordas agitaciones de nuestro ser, fuera de toda realidad y, por consiguiente, sin sufrimiento.
(..)Existen en la música dos tonalidades generales correspondientes, mayor y menor, el sostenido y el bemol, y casi siempre está en la una o en la otra. Pero, en verdadm ¿No es extraño que haya un signo para expresar el dolor, sin ser doloroso fisicamente, ni siquiera por convicción y, sin embargo, tan expresivo que nadie puede equivocarse: el bemol?
Por eso puede medirse hasta qué profundidad penetra la música en la naturaleza íntima del hombre y de las cosas.
En los pueblos del norte, cuya vida está sujeta a duras condiciones, sobre todo en los rusos, domina el bemol hasta en la música de iglesia.
El Allegro en bemol es muy frecuente en la música francesa y muy característico. Es como si alguien se pusiese a bailar con unos zapatos que le hacen daño.
Las frases cortas y claras de la música de bailesm, de aires rápidos, solo parecen hablar de una felicidad vulgar fácil de conseguir. Por el contrario, el allegro maestoso, con sus grandes frases, sus anchas avenidas, sus largos rodeos, expresa un esfuerzo grande y noble hacia un fin lejano que se concluye por alcanzar. El adagio nos habla de los sufrimientos de un grande y noble esfuerzo que menosprecia todo regocijo mezquino. Pero lo más sorprendente es el efecto del bemol y del sostenido. ¿No es asombroso el cambio de un semitono, la introducción de una tercera menor, en lugar de una tercera mayor, dé en seguida una sensación inevitable de pena y de inquietud, de la cual nos libra inmediatamente el sostenido? El adagio en bemol se eleva hasta la expresión de más profundo dolor, se convierte en una queja desgarradora. La música de baile en bemol expresa el engaño de una dicha vulgar, que hubiera debido desdeñarse. Parece describirnos la persecución de algún fin inferior, obtenido al cabo a través de muchos esfuerzos y fastidios.
(...) Cuando oigo música, mi imaginación juega a menudo con la idea de que la vida de todos los hombres y la mía propia no son más que sueños de un espíritu eterno, buenos o malos sueños, de que cada muerte es un despertar"

Arthur Schopenhauer - El amor, las mujeres y la muerte

11.3.05

La forma bonita de decirlo

Todos los días leo, veo, vivo, hago, cosas que me causan mucha gracia, pero no por lo cómicas o graciosas que me puedan parecer, sino que por lo absurdas que son. Y hoy, mis queridos y nuevos amigos, no es la excepción.
¿por que justo hoy se me ocurre contarlo? Simplemete, porque una experiencia sin importancia me hizo recordar unas tantas otras con el mismo contenido.
Me sorprende la capacidad que tenemos los humanos para darle colorear con un nombre bonito las cosas más insignificantes, y hacerlas(o por lo menos asi creerlo) importantes ante los demás. Lo mismo con las cosas horribles, para convertirlas en hermosas, y viceversa.
Estaba, como hace algunas semanas, buscando trabajo en los clasificados que puede uno encontrar en las distintas consultoras de internet, cuando de pronto vi un aviso que me llamó la atención. No por que me interesase el puesto, sino por lo ridículo que me sonó el encabezado del mismo al leerlo en voz alta, aunque para mi mismo. Decia: Se busca "Sushiman".
Entré, sospenchando de que se trataba, pero rezando porque no fuera así. Y efectivamente, no buscaban màs que un tipo que cocine sushi, o sea, un cocinero de pescau. Y hasta ahi, ni cocinero, porque el sushi es en su mayor parte pescado crudo.
Di la importancia e irrisoriedad justas, para seguir nuevamente con mi búsqueda.
Sin dejar pasar ni 5' encontré el segundo exponente de la noche, el que finalmente disparó mis recuerdos: "Negociador de Recupero de Mora" rezaba.
Recordé varias películas en las que veia a actuar a estos recuperadores de mora... a los que preferí llamar "Apretadores" o afines. En realidad ,si lo pensamos bien, el nombre está bien puesto... Te cagan a palos, pero recuperan la mora, eso es indiscutible.
Todas estas estupideces me hicieron recordar una ocasión bastante morbosa, que, para variar, apareció en el programa de Chiche Gelblum hace algunos años. Es decir, apareció en otros, pero claro está que lo ridículo, apareció nomás en ese programa: Era un geriátrico, donde trataban a los abuelos de maneras grotestas. Los tenían encerrados en jaulas(literalmente: 4 rejas), como a animales, y como si fuera poco, en bolas, totalmente en bolas. Los bañaban con una manguera, al estilo campo de concentración, y tenían que hacer todas sus necesidades en esos diminutos espacios metálicos, en los cuales, por otra parte, había entre 4 o 5 abuelos por cada uno.
La cuestión, más allá de lo morboso de la situación(y lo que es aun más morboso), fue la manera como el "responsable" de dicho geriátrico denominaba esta situación: Explicaba con aplomo y aire de justifiación: "Los abuelos son mantenidos, para su mejor atención, aseo y tratamiento, en areas de contención" o sea "los viejos estos de mierda, para que no jodan, están metidos en jaulas, como monos."
Interesante caso...
Y lo peor de todo... el tipo decía esto, luego de que un programa de TV le pidiera explicaciones mostrándole las imágenes antes descritas.
No se que piensan uds...
Por mi parte, nosotros, los humanos, cada vez me sorprendemos más....(me damos lástima)