18.3.06

Objetos intercambiables y/o prescindibles

Me acuerdo hace un tiempo, hace poquito, un mes aproximadamente. En ese pasado tan remoto, recuerdo sentirme útil para algo, para alguien. Sentirme necesitado, sentir que el otro me transmitía que si yo no estaba ahí nada sería lo mismo, que era condición necesaria que esté a su lado, aunque no sea físicamente, que sea con mi corazón.
Era lindo sentirse así... sentir que una persona realmente contaba conmigo, sabía que estaría para ella, pero sobre todo, se sentía bien sabiendo que contaba conmigo.

En este tiempito las cosas cambiaron rotundamente.
Ya no me siento necesitado, necesario. Me siento más bien un objeto. Un objeto intercambiable... o lo que es peor, totalmente imprescindible. El objeto que cuando el bolso va lleno, es el primero en salir. El objeto que se puede conseguir en otro lado, y no hace falta tenerlo siempre encima. En fin, un objeto más en el mundo.

Siento realmente que todo lo que pueda hacer, o dejar de hacer, todos los lugares a los que pueda ir, o dejar de ir, es todo exactamente lo mismo: un boliche no necesita que yo esté allí para que la noche sea exitosa; Un cine no me necesita siquiera cerca para que la película llene una sala; Una banda no me necesita para que su show sea un éxito; ni Borges necesitó que yo lo lea para ser lo que fue.
Ya nadie me necesita imprescindiblemente a su lado. Ya nadie necesita saber que estoy ahí tanto cuando las cosas van bien como cuando van mal. Ya nadie necesita mi abrazo cuando rompe en llanto, y nadie necesita mi llanto cuando me abraza. Ya nadie necesita mis chistes cuando el ánimo está bajo. Ya nadie necesita mi oido cuando busca ser escuchado. Ya nadie necesita mi pecho en las noches de frío. Ya nadie necesita mi voz cuando el día fue una mierda, una hermosura, o simplemente un día más, para complementarlo con el mío. Ya nadie necesita mi caricias, mis besos, mis miradas, mis gestos, mi sonrisa para saber que todo está bien. Ya nadie necesita mis regalos. Ya nadie necesita mi corazón ardiendo cuando siente verdadero amor. Ya nadie necesita mi amor. Ya nadie necesita de mi compañía cuando tiene miedo. Ya nadie me necesita.

Y esto, amigos mios, es una reverendísima cagada. Producir tanto, para que de golpe ya nadie lo quiera, para que nadie lo necesite.

Realmente absurdo, realmente angustiante. Lo peor que me pasó en la vida.

No hay comentarios.: