Lejos
En unas pocas horas tengo que partir hacia Mendoza, a laburar.
No tengo ganas de ir, es muy lejos... no quiero alejarme de mi lugar. ¿mi casa? ¿mi ciudad? ¿mi espacio? No se, mi lugar. No se muy bien cuál es mi lugar, pero se que no quiero dejarlo. ¿por qué? No se, supongo que tengo miedo de volver y que ya no haya nadie esperándome... quizás ya no hay nadie esperándome, pero aun no me hago la idea. Siento una presencia, un fantasma, un ánima, una energía... no se, pero aun tengo la esperanza de que alguien me espera si estoy cerca.
Me voy poco tiempo, cuatro días. Cuatro días pueden ser una eternidad... dos minutos pueden ser una eternidad... dos minutos, un minuto, medio minuto... son una eternidad... ¿por qué el tiempo dura tanto? Si no durara tanto no dejaría tantas heridas. Si no durara tanto todo sería más fácil. Imaginen un minuto que durara tan solo 20 segundos. Todo sería más fácil, tan fácil.
¿Y si el tiempo diréctamente no pasara? ¿qué sería de nosotros? Nada. Eso sería tan fácil: No existir. Pero no, existimos.
El tiempo dura mucho, y en poco tiempo pueden pasar muchas cosas. En poco tiempo, muy poco, una hora, o cinco minutos, o treinta segundos, en tan poco tiempo nos pueden olvidar. En ese poco tiempo puede borrarse toda esperanza de que alguien nos espere al regreso. En solo treinta segundos todos nuestros sueños pueden simplemente desaparecer, borrados por una gran mano que barre todo a su paso, como un borrador de tiza.
El tiempo no solo dura mucho, sino que encima es lento. En poco tiempo pueden pasar muchas cosas, pero pasan los suficientemente rápidas para no poder pararlas, y lo suficientemente lentas como para que las veamos paso a paso, punto a punto, segundo a segundo, milésima a milésima. Para que no nos perdamos ni el más mínimo detalle. Para que cuando recordemos, podamos recordar absolutamente todo, tengamos herramientas para hacernos las imágenes más claras, más nítidas, y sobre todo más dolorosas.
Mendoza queda muy lejos... pero voy a llegar en poco tiempo. Pero el suficiente como para ver mi lugar alejarse paso a paso. Espero volver y que todo sea como antes.
2 comentarios:
Yo diría que si estás mal, huyas a San Juan u otra provincia; Mendoza no es el mejor lugar para estar: es deprimente. Diez días me bastaron para saberlo.
Un abrazo.
lamentablemente no estoy huyendo a Mendoza... vine a laburar... pero querriia huir de este maldito lugar ya mismo.
un abrazo.
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